Vistas de página en total

sábado, 24 de marzo de 2012

¿Qué se necesita para estudiar grandes cantidades de información?

¿Qué son las Ayudas Gráficas?

A continuación verás que hay unos enlaces… [¡Espera! no pinches todavía, ¡un momento!] Decía que verás algunos enlaces que cuando pinches en ellos te van a llevar a páginas fuera de El Arte de la Memoria.org. Mi idea no es que te vayas de esta página pero sí quiero que empieces por ver ejemplos de lo que denomino “Ayudas Gráficas” porque así vas a entender mucho más fácilmente todo lo que viene después. Si ya sabes en qué consiste esto de los Mapas Mentales, Conceptuales, Diagramas de Araña y demás, puedes pasar directamente al siguiente punto después del apartado “Ejemplos”.

Algunos ejemplos:
[Si sigues aquí ¡estupendo!, sigamos adelante]
Concepto:
Las Ayudas Gráficas son dibujos que te ayudan a recordar la información fácilmente. Se trata de herramientas que te hacen el estudio muy llevadero e incluso muy divertido. Pasemos a lo siguiente.
Propiedades:
  • Dan estructura a la información que muestran
  • Te permiten memorizar mucho más fácilmente. Tanto que en muchos casos ¡memorizas según dibujas!
  • Potencian tu Creatividad. Cualidad que te permite resolver problemas más fácilmente, entre otras muchas cosas
  • Te ofrecen una perspectiva global como si tuvieses una “vista de pájaro” para encontrar enseguida los detalles y tener una idea global al instante
Principales tipos:
  • Mapas Conceptuales: parte de uno o varios puntos principales que se expanden
    • Mapas Mentales: subconjunto de los Mapas Conceptuales en los que existe una sola idea principal que se expande
  • Diagramas
    • Araña: idea principal (cuerpo de la araña) expandida en forma de patas de araña
    • Árbol: la idea principal está en la raíz y a partir de ahí crecen las ramas hasta llegar a las hojas. Las ramas se unen por nodos que, junto a las hojas, contienen la mayor parte de la información
    • de Flujo: utilizados en casos en los que la información varía en el tiempo
Mapa Conceptual:
Ayudas Gráficas - En qué consisten
Ayudas Gráficas - En qué consisten

¿Cómo dominar un concepto por completo?

Muchas veces me he preguntado qué es lo que se hace para saber mucho acerca de una cosa en particular. Hecho, concepto, fórmula o idea. Y ha sido tras observar a mi hija, de poco más de un año de edad, cuando me he dado cuenta de lo que se hace para dominar por completo un concepto, de arriba a abajo. Cuando tiene delante un objeto nuevo para ella, algo que nunca antes había visto, lo coge por un lado, por otro, le da la vuelta, lo chupa, se lo acerca, lo aleja, lo deja caer, le da una vuelta, luego otra, lo pone boca arriba, boca abajo, le da golpes con la mano, le da golpes con otro objeto, si tiene alguna pieza que se puede desprender, intenta quitarla y si puede, luego intenta ponerla … Y vuelve a repetir lo anterior en distinto orden las veces que hagan falta hasta que se ha aprendido por completo el objeto nuevo. Que ya deja de serlo desde ese momento. Tras lo cual, ya no tiene interés para ella y lo aparta de su vista. Se lo ha aprendido. Era  algo que no conocía. Ha puesto todos sus sentidos para aprenderlo, para descubrir en qué consiste, cómo suena, a qué sabe, cuál es su forma desde todos los ángulos posibles, si se puede romper, si no, si se puede moldear, si se puede deshacer. Y una vez acaba con ello, a por otra cosa nueva. A aprender más.
¿Qué le lleva a ella a actuar de esa forma? Pues la verdad es que la psicología infantil no es uno de mis fuertes pero sí intuyo que la necesidad de aprender. Supongo que su instinto de supervivencia tiene mucho que ver en todo ello. Eso y una curiosidad infinita. No le da miedo coger algo nuevo de lo que no tiene ninguna referencia anterior, algo con lo que no está familiarizada.
Aplica este modelo a cualquier materia o concepto (Historia, Filosofía, Literatura, Psicología, Enfermería, …). Por ejemplo, si estudias Historia, pregúntate cómo sería la vida en aquel momento en ese sitio en particular, ponte en el caso del rey, del noble, del campesino; pregúntate qué hubiese pasado si en lugar de estar reinando Ludovico X “El Caballero” lo hubiese estado su oponente Paco “El Flaco”; ¿qué hubiese pasado si el escenario hubiese tenido lugar en otra parte del mundo, en otro continente?; ¿y si en lugar de un país pequeñito se tratase de un imperio que abarcase medio `planeta?; ¿y si el rey en lugar de un déspota cruel hubiese sido un budista?; … Otro ejemplo: si estudias la fórmula de la velocidad: velocidad = espacio / tiempo (v=e/t), imagina qué pasa cuando aumentas el valor del espacio, ¿qué ocurre? ¿la velocidad aumenta o disminuye?; ¿qué pasa si aumentas el tiempo? ¿el objeto irás más rápido o más lento?; aplica la fórmula a lo que tarda una hormiga en un recorrido de 10 centímetros; aplica la fórmula al vuelo de un avión transoceánico; compara resultados; y, si en lugar de utilizar tiempo, ¿divides entre masa? ¿tiene algún sentido?; juega con las unidades, multiplica uno de los valores por un millón y ve qué pasa, ¿existe algo a lo que le puedas aplicar esos valores?; …
Coges la idea, ¿verdad? Dale todas las vueltas que hagan falta. Ten en cuenta todas las variantes que se te ocurran. Utiliza tu imaginación para crear todas esas situaciones absurdas que no han ocurrido pero que te sirven para familiarizarte con el concepto, fórmula, hecho o idea que estás estudiando. A la vez que haces este ejercicio de creatividad, asimilas lo que estás estudiando, creas enlaces mentales que afianzan tu conocimiento. Aumentas tu confianza en tí mismo y en lo que estás haciendo. Además, y no menos importante que todo lo anterior, ¡es divertido!

Matemáticas Creativas

Paul Stang

El pasado mes de Julio asistí en Dublín a un seminario sobre Matemáticas Creativas (Creative Mathematics), impartido por Paul Stang, estadounidense residente en la República Checa. Pretendo hablar brevemente de parte de lo que nos enseñó, para que puedas ver no sólo que hay otras formas de estudiar sino que el hecho de estudiar no tiene por qué ser aburrido y tedioso.

Recursos

Se trata de una manera distinta de practicar la docencia. Este profesor de matemáticas aplica sus ideas a la enseñanza de las matemáticas en general y al Álgebra, Trigonometría y Geometría en particular aunque también lo extiende a otros campos de las ciencias como la física o la química. Enseña a adolescentes y a adultos. Desde enseñanza secundaria a titulaciones de grado superior en la universidad pasando por clases de preparación para la entrada en la Universidad para adultos.
Para realizar sus ponencias se apoya en cosas como la utilización del dibujo, el color, las referencias históricas (directamente relacionadas o no con las matemáticas), la aplicación práctica del objeto de estudio y las ocurrencias en la naturaleza, entre otras. No en vano estuvimos utilizando durante el fin de semana que duró el seminario: reglas, compás, lápiz y rotuladores.

Mandalas

Un elemento fundamental en sus clases es la mandala. Mandala viene del sánscrito y significa círculo o circunferencia. Un ejemplo de mandala muy famosa es el símbolo del Ying y Yang. Con ellas consigue captar la atención de los alumnos y mantener su interés a lo largo de todo el curso. No sólo éso sino que aumenta significativamente el rendimiento de éstos, incluso de aquéllos que nunca solían prestar ningún interés en la materia. Dejando a un lado la capacidad de transmitir conocimiento que pueda tener esta persona, si a mí me hubiesen enseñando cualquiera de las tres (Álgebra, Trigonometría o Geometría) utilizando dibujos, hablándome de su aplicabilidad real actual y a lo largo de la historia de la ciencia, estoy seguro de haber tenido que esforzarme mucho menos por aprobar y haber disfrutado mucho con ello. Siempre lo recordaba como algo muy aburrido, no sabía de dónde salían las fórmulas ni para qué servían, a parte de para poder aplicarlas en el ejercicio de turno para hallar el valor buscado.

Referencias históricas

Por último me gustaría hacer notar que este profesor utiliza como referencia la vida de los grandes artistas, inventores y pensadores de la historia para captar la atención de los alumnos en sus clases. También es significativo que el culto a la música, el arte y la historia estuviese tan presente en la vida de personas tan relevantes como Pitágoras o Leonardo Da Vinci, entre muchos otros. Contrario a lo que yo pensaba hasta no hace mucho acerca de que los genios se gestaban desde la especialización.
Sitio web de Paul Stang (en Inglés): http://mysterymath.wordpress.com/

Cómo “hacer trampa”

Hace poco tiempo tuve una conversación con John, un amigo irlandés, en la que me contó cómo, sin estudiar, aprobó un examen de psicología cuando estaba en la universidad. Dio un repaso a los exámenes de los últimos años, que estaban todos publicados en Internet y comprobó que se repetían de forma periódica. La secuencia era algo así como que cada 4 años ponían el mismo parcial en la correspondiente convocatoria. Lo había investigado y estaba seguro de que el patrón existía y se iba a repetir de nuevo cuando a él le tocase examinarse de esa materia. Lo que hizo entonces fue prepararse únicamente las respuestas a las preguntas del examen de 4 años antes. Se presentó y sacó una de las notas más altas. John no hizo nada ilegal. Los exámenes de años anteriores estaban disponibles en Internet para todo el mundo y él se limitó a utilizar la información pública, accesible por todos. Ahorró tiempo y esfuerzo.
Requisitos:
Tú puedes hacer tu propia “trampa”, siempre que se den las siguientes condiciones:
  • El proceso de adquisición de información ha de ser legal, permitido. Lo de embarcarnos en una tarea que pudiera inspirar un guión de película como “Ocean’s 11″ o “Misión Imposible” es algo que puedes dejar para los profesionales del cine.
  • Debe ahorrarte tiempo. Es decir, el tiempo de investigación y preparación del examen “haciendo trampa” debe ser muy inferior al de estudiar toda la materia.
  • Insisto: debe ser legal y permitido.
  • La materia de la que nos examinan ha de ser única, no debe formar parte o ser la base de una prueba en un futuro cercano. Porque imagina que, en lugar de estudiarte el contenido del libro de 300 páginas del que te van a examinar, solamente te estudias las respuestas del examen del año pasado porque crees que hay una gran probabilidad de que lo repitan íntegramente. Crees, por ejemplo, que del 99% porque te han dicho los alumnos que el año pasado tenían esa asignatura, que todos los años ocurre lo mismo con este profesor. Se trata de un test de 4 opciones por pregunta. De modo que sólo te aprendes la secuencia a, c, d, d, b, a, a, c, … Supongamos que así ocurre y sacas la máxima nota. Ahora resulta que un mes después te van a volver a examinar de algo que se basa en el contenido de ese libro que no te has estudiado. La diferencia entre un examen y otro es que esta segunda prueba es de carácter práctico y no hay ninguna evidencia de que vayan a repetirse preguntas de otro año. Se trata de supuestos en los que tienes que aplicar la teoría aprendida con el mencionado libro. Y para resolver los supuestos prácticos no vale sólo con hacer ejercicios una y otra vez. Sino que debes comprender la teoría (explicada en el libro de 300 páginas) de arriba a abajo. Tú mismo piensas sobre ello y ves que la probabilidad de aprobar, con lo poco que sabes de teoría, es del 5%. Además de ello, luego vas a tener que justificar las decisiones tomadas a la hora de resolver los supuestos prácticos ante un tribunal en una prueba oral, 2 días después. Piensas que la probabilidad de aprobar la defensa ante el tribunal vuelve a ser de otro 5%, si no menos. ¿Ves ya a qué me refiero? Incluso si tienes una enorme suerte y apruebas por los pelos la prueba práctica, en el momento de argumentar las decisiones tomadas haciendo los ejercicios, vas a pasar un mal rato intentando salir airado del aula. Eso sí, de conseguirlo, por favor, ponte en contacto conmigo y dime cuál ha sido el secreto, porque debe haber algo más detrás de ello. Aunque mejor, no me digas nada si se trata de algo ilegal.
  • La probabilidad que tú crees que tienes de aprobar “haciendo trampa” ha de ser igual o superior al 80%. Si no, olvídate de ello porque no merece la pena.
¿En qué consiste “hacer trampa”?
Se trata de un proceso de investigación, por ejemplo, del contenido de exámenes anteriores. Estos deben ser públicos y de acceso universal (al menos para todos los alumnos matriculados). Puede que las preguntas salgan de algún libro de referencia recomendado por el profesor al principio del curso. En el caso de las pruebas tipo test, aplicar la probabilidad de que haya un cierto número de respuestas de cada tipo, si las preguntas van a ser escogidas por un ser humano. Existen referencias que hablan de que inconscientemente los examinadores buscan el equilibrio y escogen de forma sistemática un mismo número de respuestas de la opción a, otro mismo número de respuestas de la opción b y así sucesivamente. De forma que, digamos que esos estudios nos indican que en un examen de 10 preguntas, 3 respuestas van a ser la opción a, otras 3 la opción b y 2 para la c y 2 para la d.Entonces, tienes más información a la hora de responder a esas preguntas para las que no tienes claro qué opción escoger, aplicando el patrón anterior, teniendo en cuenta lo que ya has respondido y en lo que sí estás seguro haber acertado. Pregunta, pregunta a los antiguos alumnos. La experiencia es un grado. Y, por supuesto, pregunta al profesor. ¿Para qué vas a estudiar un libro sobre el que no te van a examinar, no te interesa y sólo aparece en la bibliografía de la asignatura para rellenar o como referencia de un concepto que no va a entrar en el examen?
Conclusión:
Si “hacer trampa” conlleva algún acto ilegal o no permitido, olvídate de ello. Si, por el contrario, el tiempo de investigación es significativamente inferior al de estudio de la materia completa y la probabilidad de aprobar de esa forma es muy alta, entonces ve a por ello. Sólo se te podrá acusar de haber sido muy eficiente.

¿Cuál es la mejor estrategia para estudiar?

Las circunstancias en las que te encuentras no son universales, cada un@ tiene las suyas. Por ello lo mejor es que utilices lo que mejor funcione para ti a la hora de estudiar. Si rindes más por las noches y tienes la posibilidad de estudiar hasta bien tarde, entonces hazlo así. Si practicar Kárate tres días a la semana es todo lo que necesitas para estar en forma y mantener un nivel alto de energía, adelante. Si con un paseo de 30 minutos cada dos días tienes suficiente, a por ello.

Personaliza

Ajusta la forma de hacer las cosas según tus gustos, necesidades, habilidades y restricciones temporales. Investiga los conceptos básicos (cómo memorizar, leer más rápido, rendir más, dormir mejor, estar más en forma, llevar una vida más equilibrada, …). Todo ello está a tu alcance y mucho más cerca de lo que piensas. Escucha, lee, pregunta. Utiliza lo que sirve para otras personas y empieza a usarlo. Después refina y personaliza para sacarle el máximo partido. En todo el proceso, escucha a tu cuerpo, evalúa los resultados y actúa en consecuencia. Los métodos del repaso al día desde la cama y el de registro de tiempo te pueden ayudar mucho en este aspecto.

Aplícalo

Pon en práctica lo que has aprendido en todo aquello que afecte positivamente a tu forma de estudiar, por ejemplo:
  • Distribución de la carga de trabajo: la teoría por las mañanas, los ejercicios por las tardes o una semana teoría y la siguiente ejercicios, …
  • Intervalos de estudio, repasos
  • Deporte: Natación, yoga, pasear, …
  • Alimentación
  • Horarios de estudio: sólo por la tarde, sólo por la noche, por la noche y por la mañana, …
  • Hábitos de sueño: Ocho horas al día, con cinco ya es suficiente, siete horas al día más una siesta de 15 minutos después de comer, …
  • Métodos para Memorizar: Utilizándolos por separado, combinándolos, sólo utilizándolos en determinados casos, sólo uno que tú mism@ has creado, …
  • Leer: Usando una guía, leyendo primero el glosario de términos para ver qué palabras se utilizan más y coger la idea de sobre qué trata el libro, ir directamente al índice como primer paso, leer las revisiones que otros han hecho del libro en Internet, …
  • Utilizar resúmenes, esquemas, mapas mentales, mapas conceptuales, diagramas de araña, … Dentro de los tres últimos, usar colores, no usarlos, hojas tamaño Din A4, Din A3, …
  • Mesa de estudio: Con dos luces a los lados, con una luz desde arriba, con luz natural desde la espalda, con todo el material sobre la mesa, con la mesa completamente despejada, …
  • Lugar de estudio: La biblioteca, en casa, en casa de amig@s, en una cafetería, …
  • Música: No escuchándola en absoluto, clásica, barroca, folclore, nanas, …

Conclusión

Investiga, aprende y da forma para al final utilizar lo que mejor te funcione. Lo que para otras personas es muy útil, para ti puede no serlo tanto. También es posible que con unos pequeños ajustes a algo que ya existe, la mejora sea tremenda. Yo incluso iría un paso más allá y… ¿por qué no crear, innovar? Tú vas a ser quien se beneficie de ello.

Cómo hacer una chuleta útil

Por chuleta entendemos aquel papel en el que se incluye toda la información posible, en letra muy pequeña, para luego sacarla en el examen sin que el profesor se dé cuenta y así tener más posibilidades de aprobar. Ni qué decir tiene que, cuando un alumno se arriesga a ser visto utilizando una y el profesor se da cuenta, en la mayoría de los casos, el éste lo suspenderá directamente sin ni siquiera dar explicaciones del porqué. Hay quien las introduce en un bolígrafo, las oculta en la palma de la mano o se la escriben en ella, en el bolsillo, en la parte interior de la tapa de la calculadora, … Yo nunca me he atrevido a utilizar una chuleta. Es más, nunca he hecho ninguna. No las considero una técnica de estudio aunque en algunos casos puede llegar a ser una herramienta muy útil, como veremos más abajo. Si vas a hacer una chuleta para tu siguiente examen, prueba a poner en práctica lo que me dispongo a contarte y probablemente decidirás no arriesgarte a sacarla la próxima vez porque ya no te hará falta.
Lo que sigue a continuación toma como referencia un examen típico de hasta Enseñanza Secundaria (Bachillerato y Formación Profesional), el paso previo a la Enseñanza Superior o estudios universitarios, ya que, la gran cantidad de materia generalemente incluida en un examen universitario, hace aconsejable utilizar otro tipo de mecanismos para la retención de datos.
Qué incluir:
  • En general:
    • Conceptos clave, con una gran probabilidad de que nos pregunten. Por ejemplo: Prehistoria: Paleolítico, Mesolítico, Neolítico, Edad de los metales
  • En particular, dependiendo del tipo de materia de la que te vas a examinar:
    • Fechas
    • Definiciones
    • Fórmulas
    • Nombres propios: Autores, artistas, inventores, creadores, …
Cómo escribirla:
El contenido debe ser lo más gráfico posible. En lugar de todo escrito en forma de resumen, formando párrafos de texto, te resultará más útil escribir la información, por ejemplo, en forma de árbol al revés. Empiezas por la raíz arriba del todo, que sería el título del tema a examinar, y luego vas escribiendo los datos en ramas y hojas. También puedes utilizar mapas conceptuales, mentales, diagramas de araña, lo que se te ocurra. Sobre todos ellos y otros más hablaré en futuros artículos. Se trata de herramientas gráficas que facilitan enormemente la capacidad de fijar información en un documento para luego volcarla en un examen, de manera que ocupan muy poco espacio en la hoja para la gran cantidad de información que nos permiten manejar.
Frases cortas, si es posible, sin utilizar preposiciones y artículos
Comprendiéndolo todo: esta es la base para saber sobre qué estamos haciendo la chuleta, por supuesto, y para luego no necesitar sacarla en el examen
Utilizando color, dibujos, humor, movimiento, … El proceso entero tiene que ser divertido para ti. Échale imaginación
Cómo usarla:
Leerla los 2 ó 3 días antes del examen, razonando todo lo que hay en ella escrito. La comprensión del contenido de la chuleta es primordial. Con ello tenemos la mayor parte del trabajo hecho. Depende de su tamaño, pero seguramente no debas emplear más de 5 minutos en ello.
Lectura con comprensión 24 horas antes del examen y de nuevo 20 minutos antes.
Qué no hacer:
Utilizar una chuleta o la copia de una chuleta de otra persona. Los motivos: Quien elabora una, lo hace utilizando su propia forma de escribir, con la que puedes no estar familiarizado y que puedes no entender perfectamente; lo hace incluyendo la información que ha creído relevante, para ti puede ser demasiada, insuficiente o distinta.
Si haces lo explicado arriba, probablemente no tendrás la necesidad de sacar la chuleta en medio de un examen nunca más.

Qué no hacer mientras estudias

Introducción:
¿Qué cosas me hacen rendir muy por debajo de mis posibilidades cuando estudio? Algunas de las más significativas las verás a continuación. Seguro que te resultan familiares y seguro que con algunas de ellas nunca te habías parado a pensar que te afectasen de forma negativa.
Qué no hacer:
  • Estudiar todo de forma secuencial. Osea, de principio a final. Sí, lees bien. Te digo que es mejor no empezar a estudiarte un libro desde el primer tema. ¿Por qué? Porque haciéndolo de forma “desordenada” te va a resultar muuucho más fácil. Me explico: Ve de lo grande a lo pequeño; de lo más divertido a lo menos; de lo que más despierta tu interés a lo que menos. Échale un vistazo al artículo: “Cómo leer apuntes pasados a máquina“. Utiliza esta forma de leer sobre todo cuando lo que tienes entre manos no te atrae y te resulta difícil de digerir.
  • Dormir poco: Esto es algo que solía hacer yo especialmente cuando me quedaba poco tiempo para examinarme (qué error). Pero no sólo en esos momentos, como norma general no le daba la importancia que realmente tiene (mayor error). Si no duermo lo suficiente, todo lo demás se ve afectado: la concentración, el nivel de energía, el humor y el apetito, por nombrar unos cuantos.
  • Descansar poco: Demasiadas actividades resultan perjudiciales en lugar de aportar beneficio. Está muy bien aprender inglés, francés o cualquier otro idioma. Pero si además de éso vas al gimnasio, a clases de Yoga, un par de días a la semana de natación, por las tardes te pones con el carnet de conducir, en el fin de semana juegas al baloncesto con un equipo con el que entrenas 3 veces por semana, te estás sacando un título por Internet y además de todo eso, tienes que cuidar tus estudios, tu cuerpo, tu alimentación, tus amigos, tu familia, tu casa, … ¡Uf! ¿cuándo descansas?
  • No respetar los intervalos de estudio
  • Simultanear el tiempo de estudio con cosas como charlar con otras personas, navegar por Internet, chatear o utilizar el correo electrónico, si en ninguna de ellas estás tratando algo directamente relacionado con lo que estudias. Atención, cuidar a los amigos y la familia y disfrutar de ellos es vital. Pero eso es distinto a pasarte una hora y media enganchado al ordenador, yendo de una página a otra porque te toca y sin rumbo alguno.
  • Ver la televisión mientras estudias y menos aún antes de dormir, a menos que quieras darle trabajo a tu mente con el programa de televisión que hayas visto justo antes de acostarte. Si lo último que has visto ha sido un documental sobre la mosca Tse-Tsé y el mal del sueño, puede que te entre un sueño tremendo y que hasta sueñes que eres una mosca y lo ves todo difuso y en tres dimensiones. Pero lo que ocurrirá seguro es que tu mente se mantendrá un buen tiempo de tus horas de sueño, ocupada con este tema esa noche. Eso sí, no hay nada de malo en ello si lo que estudias son los insectos y el papel de las moscas, sus picaduras y demás. Pero si el siguiente examen que tienes es de integrales (Matemáticas), ocupar tu mente con una ración de mosca Tse-Tse no será lo más productivo.
  • Jugar a los video juegos, videoconsolas. Idem televisión, vamos que lo mismo de lo mismo.
  • Beber alcohol, café, bebidas de cola, té. En definitiva, no beber agua es un mal hábito
  • Fumar
  • Comer de forma inadecuada, como ocurre con las dietas ricas en azúcares, en lugar de comer de forma más sana, basando la dieta en frutas y verduras. Cambia los chocolates y las golosinas por las manzanas y las lechugas. Así de fácil (o difícil)
  • Enclaustrarte evitando hacer deporte (ver “¿Cómo afecta mi forma física al rendimiento cuando estudio?” para más detalles); evitando las actividades de ocio; y evitando relacionarte con otras personas como los amigos, familiares, colegas de estudios y profesores, por ejemplo. Muchas veces la solución a aquello a lo que le llevas dando vueltas dos días se te presenta de repente, mientras le cuentas con tus propias palabras a un amigo en qué consiste el problema. ¿No te ha pasado nunca que le estás contando a alguien lo mucho que te está costando entender una cosa y le empiezas a contar a esa persona, que todavía sabe menos que tú del tema, y que según le cuentas dices: “¡Ajá!, ya lo tengo”? El simple hecho de haber tenido que contarlo utilizando otras expresiones que no son las que vienen en los libros, para que otra persona entienda de qué hablas, te ha ayudado a ponerlo todo en orden y encontrar el dato o la explicación que buscabas.
Conclusión: Aplica el sentido común a todo lo que haces e intenta guardar el equilibrio con el resto de actividades sanas que benefician a tu cuerpo, tu mente y los resultados que persigues.
Ejercicio: Coge lápiz y papel y haz tu propia lista de cosas que no te benefician a la hora de estudiar. Pero ¡hazlo ahora! ya mismo. Te vas a sorprender. Y todavía más cuando veas que puedes prescindir de muchas de ellas así, sin más.
Mapa Conceptual del artículo

Aprendiendo idiomas. Opciones

Empecé a estudiar Inglés cuando tenía 11 años. En el colegio. Terminé la Enseñanza Primaria y estuve en Secundaria estudiando Francés también. Así hasta la Universidad, en donde ya no teníamos ninguna materia de idiomas. Mis 4 años de Francés y los 7 de Inglés me sirvieron para darme cuenta de lo bien que me lo pasaba estudiándolos y de lo poco que era capaz de hacer con ellos. Recuerdo haber estudiado mucha gramática, vocabulario y pronunciación. Mis notas siempre habían sido buenas porque me gustaba mucho, disfrutaba aprendiendo a decir las cosas en otro idioma. Lo que ocurría era que todo se quedaba en eso. Luego no era capaz de entender nada. Sobre todo escuchándolo pero tampoco leyéndolo, si se salía un poco del vocabulario que yo había aprendido. Qué decir de ser capaz de hacerme entender en inglés o francés, pues menos todavía. No sabía articular las palabras creando frases a menos que no fuesen las que estaba acostumbrado a repetir una y otra vez en clase.
Recuerdo en la Facultad el primer libro en inglés que tuve en mis manos. Me pareció excitante, me atraía muchísimo la idea de poder estudiar parte de una asignatura con un libro escrito en otro idioma. Pero a la vez me resultó frustrante porque no entendía la mayoría de las expresiones. Y eso que era algo técnico, que siempre es mucho más fácil. Ya acabando la Universidad me apunté con la que ahora es mi amada esposa a una academia de inglés y estuve estudiando durante dos años. Mucho más práctico que lo que había hecho en Primaria y Secundaria, pero todavía faltaba práctica. En parte porque yo no tenía tiempo para ir a todas las clases de conversación y demás eventos sociales que organizaban. Aunque también porque volvía a ser un método centrado en la teoría (vocabulario, gramática, sintaxis). Y no en la práctica (hablar, escuchar).
Pocos meses después de terminar mi segundo año de academia, cogimos Raquel y yo la mochila y nos fuimos a vivir a Irlanda. Todos esos años estudiando inglés habían servido. Pero no
tanto como yo pensaba. Podía leer y entender lo que ponían los carteles en el aeropuerto, las paradas de autobús y hasta la frase “look right” (“mirar a la derecha”) que ves en el asfalto al pie de un semáforo antes de cruzar de cera en Dublín. [Aún así yo miraba para todas partes porque eso de que los coches condujesen por la izquierda me tuvo bastante desorientado durante bastante tiempo (pero ése es otro cantar)]. Me resultaba tremendamente difícil entender a la gente hablando. Y todavía más hacerme entender yo mismo. Qué corte me daba. Qué vergüenza oírme hablar en otro idioma. Según estoy escribiendo esto me doy cuenta de que por mucho que estudiase, si yo no me atrevía a hablar, poco éxito iba a tener en la aventura de aprender idiomas. Por supuesto que sí, la autoestima juega un papel principal en el aprendizaje de idiomas. Pero también es cierto que por mucho que confíes en ti mismo, si nunca has aprendido el idioma, no vas a poder articular palabra.
Lo que quiero mostrarte después de la pequeña gran introducción de más arriba son las distintas opciones con las que normalmente la gente cuenta a la hora de aprender idiomas. Lo primero a tener en cuenta es la utilidad que le vas a dar:
¿PARA QUÉ?
  • Viajar. Aeropuertos, hoteles, trenes, carreteras, ocio, turismo, …
  • Conversación. No es lo mismo por teléfono que cara a cara. La primera es ligeramente más complicada
  • Lectura. Novelas; literatura; libros o artículos técnicos; carteles en los aeropuertos; …
  • Trabajar. Hablando por teléfono, asistiendo a reuniones en las que tienes que participar; leyendo documentación y libros de material técnico; …
  • Ver el cine en versión original. Te puedo asegurar que no es lo mismo ver a Bruce Willis en “La Jungla de Cristal” con la voz traducida al español que en versión original. Es mucho más gracioso con su propia voz.
  • Vivir en el extranjero. Aquí entra todo (lectura, conversación, películas, trabajo, …)
  • Currículo. Para ti o para tus hijos.
Ahora veamos algunas de las muchas formas disponibles de aprender idiomas:
¿CÓMO?
  • En el colegio. Si no tienes mucho dinero, como le pasó a mis padres, me pasa a mí y como les pasará a mis hijos, pues en un colegio normal en el que en una de las asignaturas te enseñan el idioma extranjero. Nada de qué avergonzarse. Si, por el contrario te sobra el dinero, pues ¡comparte un poco! ;) y piensa en ir (llevar a tus hijos) a un colegio bilingüe, que es aquél en el que se dan muchas asignaturas, si no todas, en el idioma extranjero.
  • Academia. Cuando no tienes disponible la opción de ir al extranjero y estudiando por tu cuenta no consigues grandes resultados o simplemente ni te lo planteas, esta sería tu opción empezar con un nuevo idioma o para mejorar lo que ya sabes.
  • Clases particulares. Aquí contratas a alguien para que quede contigo, en tu casa o en algún otro sitio para que te de clases a ti solo. Cuando se basa en la conversación, por que ya tienes un mínimo de conocimientos, con esta modalidad puedes avanzar mucho. Pero hasta cierto punto, ten en cuenta que sólo estarás expuesto al acento de esa persona en concreto.
  • Por tus propios medios. Si eres una de esas personas que, sin ir a clases de guitarra, sabe tocarla porque lo has aprendido por tu cuenta, esta es una buena opción si tienes tiempo. Hay una gran variedad de recursos: Cintas de casete, de video; CDs; DVDs; Radio (Onda larga, satélite o Internet); Periódicos (en papel o en formato digital desde Internet); … De nuevo, bueno para mejorar o empezar con un idioma que no conoces.
  • En la Universidad. Haciendo una Filología, que es una carrera en la que se estudia un idioma extranjero; estudiando el idioma extranjero como una de las asignaturas (hay universidades en las que el inglés se imparte a sus alumnos); formando parte de un programa de intercambio con el que alguien de otro país viene a tu casa y tú vas a la casa de esa otra persona durante un tiempo dentro de un mismo curso; consiguiendo una beca para estudiar en el extranjero; cuando parte de la bibliografía no está traducida a tu lengua materna; …
  • Viviendo o viajando con cierta frecuencia al extranjero. La mejor de todas las opciones, claro está, si lo que buscas es dominar el idioma. Aunque ni mucho menos imprescindible para que puedas leer con soltura o hacerte entender en el extranjero yendo de viaje.
CONCLUSIÓN:
Primero ve qué nivel quieres alcanzar. Esto es fundamental para evitar posibles frustraciones. Luego infórmate sobre las opciones a tu alcance, tiempo que vas a necesitar y coste económico. El nivel más alto siempre lo vas a conseguir viviendo en un sitio donde la gente no hable tu idioma y donde tampoco tengas a nadie al lado que te resuelva la papeleta. Ten en cuenta que nadie acaba por saberlo todo nunca y que la clave en esto de aprender idiomas está en la práctica. Repito: “la clave está en la práctica”.
Mapa conceptual
Nube de palabras

Las 10 razones por las que deberías estudiar lo que te gusta y no otra cosa

Me refiero a cualquier momento desde que te tienes la opción de decidir. Y esto normalmente ocurre desde que se termina la enseñanza Primaria. Todos estudiamos lo mismo o más o menos lo mismo en el colegio (Educación Primaria) pero luego ya se pueden tomar decisiones en uno u otro sentido. Empezando por la Secundaria, llegando a la Universidad o en Oposiciones, Cursos de Formación y certificaciones, en todas ellas hay que tomar decisiones. Unas veces otros las toman por nosotros. En algunos casos nuestros padres, nuestro entorno, que ejerce una fuerte presión y otras veces nuestro jefe o las tendencias de la empresa en el trabajo. Me refiero a todos estos casos en los que nosotros no somos los primeros y últimos en decidir qué estudiar.
Tampoco me estoy refiriendo a cuando estudiamos algo como el carnet de conducir , que es algo que, aunque no pueda gustarte, si quieres conducir de forma legal, debes hacerlo. Me refiero aquí a todos esos casos en los que tienes ante ti la posibilidad de estudiar algo que va a afectar directamente a tu vida a medio y largo plazo, es decir, que va a determinar si vas a trabajar como profesor, electricista, artista, fontanero, médico, cocinero, modista, locutor radiofónico, sociólogo, pinchadiscos, jardinero, …
Vamos a por ello:
  1. Tu mente está más abierta: cuando estudias algo que te gusta estás dispuesto a recibir conceptos nuevos e información distinta sin poner trabas. Quieres descubrir, saberlo todo
  2. Eres (más) creativo: te gusta probar, experimentar. Estás inspirado. “¿Qué pasa si cambio esto?, ¿qué hubiese pasado si en lugar de en el año 1850 hubiese pasado en 1400?, ¿y si le añadimos a la mezcla más cantidad de este otro material?”, …
  3. Estás constantemente motivado: la motivación forma parte de tu estado natural, no la tienes que buscar en el exterior
  4. Tienes muchos momentos de “!Ajá, ya lo entiendo¡”. Todo (o casi todo) te resulta fácil. No necesitas esforzarte por aprender. Sí por comprender conceptos complicados, pero aún así, mucho menos de lo que será si lo que estudias no te gusta
  5. Disfrutas todo el rato de lo que haces, te encanta, te divierte
  6. Es tu pasión, no te cuesta nada levantarte por la mañana temprano para ponerte manos a la obra. Estás deseando que llegue el momento de volver a ello.
  7. Tu autoestima se beneficia de todo ello, estás seguro de ti mismo, haces lo que te gusta
  8. Con el tiempo, eres muy bueno en ello, destacas, te vuelves un experto. Puedes empezar siendo un perfecto ignorante (aunque si de verdad se trata de algo que te gusta, es porque ya has tenido contacto con ello y vas a tener al menos una idea inicial). Puede que no tengas la experiencia y el conocimiento de un experto. Pero los vas a adquirir. Tarde o temprano eso ocurre. Porque no te vas a conformar con quedarte en la superficie, vas a querer saber más y más. Así se forman los expertos
  9. Rindes mucho más: Si disfrutas con ello y estás motivado (cosas que ya hemos visto van a ocurrir), tu rendimiento va a ser muy alto. Una vez que llegas al nivel de experto, tu nivel es tremendamente alto. Y eso ocurre mucho antes de lo que imaginas
  10. De una forma u otra lo haces funcionar económicamente. Esto es algo a tener en cuenta, ya que, es uno de los principales argumentos con el que te presiona el entorno para que no estudies determinada cosa que te gusta. “Es que eso no tiene salida laboral”, “no estudies eso porque no hay trabajo para ello”. No importa si, por ejemplo, quieres estudiar una carrera universitaria para la que apenas hay ofertas de trabajo en este momento. Si de verdad es tu pasión, disfrutas con ella, eres feliz aprendiendo lo que te enseñan, es cuestión de tiempo y una cierta dosis de creatividad que aprendas a sacarle el partido económico.
La lista funciona cuando eliges algo que te gusta en lugar de algo que no. Y funciona bien. Pero los mejores resultados los obtienes cuando eliges lo que más te gusta. Tenlo en cuenta. Esto es clave. Lo que más te gusta. Es entonces cuando sacas lo máximo de cada uno de los puntos de arriba. Tenlo en cuenta cuando tengas que decidir. Pero tampoco lo pienses mucho. Si no lo tienes claro todavía, quizás no el el momento de decidir. Si lo tienes claro, no lo vas a dudar.

¿Cuándo copiarse?

¿Quieres aprobar o sacar las notas más altas igual que lo hacen otros compañeros tuyos de clase y no sabes cómo? ¿ves que todo te resulta muy difícil y te sientes inferior a otras personas que consiguen sacar notas muy altas y encima parece que no les cuesta nada? ¿te estás preparando una prueba que muy poca gente consigue superar, como es el caso de las oposiciones o pruebas de acceso a la Administración, Ministerios, Ayuntamientos, …? Si tu respuesta es sí, entonces es que o no te copias o no te sabes copiar correctamente.
¿De quién debes copiarte?
Seguro que ya te lo imaginabas, de aquéllos que saben más. De aquéllos que sacan las mejores notas, de los que consiguen los resultados más altos. De ese porcentaje tan bajo de personas que superan la prueba que ansías.
¿Cuál es el mejor momento para copiar?
Antes del examen, mucho antes. Cuanto antes, mejor. “¡Pero bueno!, ¿de qué estás hablando?” dirás. Está claro que para copiarte en un examen necesitas saber las preguntas y tener delante la respuesta de uno de tus compañeros, si no, no puedes copiarte. Efectivamente, tienes toda la razón. Pero esa es la forma en la que vas a conseguir los resultados más pobres, copiándote en un examen. Pobres en el tiempo, quiero decir. Si tienes la buena suerte o la buena elección de copiar de un compañero que tiene la respuesta correcta y el profesor no te pilla, entonces fenomenal para ese único examen. Pero yo te quiero hablar de resultados duraderos, me refiero a aprobar y sacar siempre las mejores notas y todo ello sin correr el riesgo de que te cojan y que te suspendan directamente por copiar en el examen.
¿Qué debes copiar?
Muy fácil. La forma en la que estas personas aprueban siempre todo. Su forma de estudiar. Su forma de memorizar, sus hábitos.
Por ejemplo, ¿crees que tu compañera Estercita, a la que todo el mundo conoce despectiva e injustamente por “Gordopilo” (apodo creado por el dúo de humor periodístico español Gomaespuma que no es nada más que otra forma de decir “empollón” o “sabelotodo”) es más inteligente que tú y que por eso aprueba? ¿porque tú no sirves para estudiar y ella sí? Pues permíteme que lo dude. Pero incluso si así ocurre, eso no quiere decir que tú no puedas sacar las mismas notas o mucho mejores incluso. ¿Y sabes por qué? Porque tu mente es tremendamente poderosa. Mucho más de lo que puedas imaginar. Lo habrás leído en otras ocasiones en los artículos de este “blog”. Nunca me cansaré de decirte ésto. Puede conseguirte lo que tú quieres, si le dejas hacerlo y si le pones en bandeja las herramientas que necesita.
Piénsalo un momento: ¿Cuáles son las grandes diferencias entre “Gordopilo” y tú? No me digas que la inteligencia porque eso no me vale. Intelectualmente tú eres capaz de tanto o mucho más que ella. Lo que ocurre es que “Gordopilo” probablemente sabe mejor que tú:
  • cómo estudiar
  • cuándo hacerlo
  • qué comer y qué no comer para que su cuerpo le permita rendir al máximo,
  • que fumar y beber alcohol no le ayudan en nada y sí le perjudican en mucho a la hora de estudiar
  • que su forma física afecta directamente a su rendimiento, cuando se encuentra fuerte, resistente y flexible, consigue mucho más y mejor
  • si su nivel de energía es bajo, se encuentra débil, sin ganas y cansada, le cuesta mucho hacerlo todo y entonces decide ponerse manos a la obra para volver a un nivel alto de energía
  • cuándo estudiar, cuáles son los momentos en los que su rendimiento es máximo
  • que la televisión y los videojuegos son una pérdida de tiempo
¿Cómo copiar?
Fíjate en “Gordopilo”: ¿qué hace? ¿está atenta en clase? ¿va a las tutorías para hablar y preguntarle al profesor?, ¿pasa sus apuntes a limpio?, ¿hace deporte?, ¿se divierte con sus amigos/as?, ¿lleva una vida equilibrada y no por ello aburrida, sino todo lo contrario?, ¿estudia muy poco pero a menudo o mucho y la última noche antes del examen?, ¿utiliza algún método para leer más rápido, para memorizar?, ¿sólo estudia el libro que el el profesor os ha dicho o también utiliza otros para tener una mejor idea de lo que estudia?
Si esta persona no deja que te copies de ella, es decir, si cuando hablas con ella le dices cosas como: “Gordopilo, déjame un lápiz” o “Gordopilo, eres una gordopilo”, entonces seguramente ella no te va a dejar que averigües nada o casi nada sobre ella. Vamos, que a menos que utilices tus habilidades como espía, poca información vas a sacar.
Si en cambio te acercas a ella llamándola por su nombre, respetándola como persona que es e interesándote genuinamente por ella y lo que hace, seguro que no pondrá ninguna objeción a compartir contigo sus técnicas de estudio. Una vez llegado ese momento, pregunta y toma nota. Absorbe, quédate con todo lo que hace.
Ahora llega el momento de probar, de poner en práctica todo lo que ella te ha contado, de lo que has observado. Se trata de hacer lo que para Estercita funciona tan bien. Necesitarás modificar cosas, verás que para ti la forma “X” de leer te viene mejor si lo haces cambiando el sitio en el que lees; a ella le gusta la biblioteca pero a ti te gusta y lees más deprisa leyendo en tu habitación si escuchas música clásica; ella no hace nada de deporte y a ti te gusta estar en forma y encima ves que cuando estás bien físicamente rindes mucho más; que te resulta más fácil estudiar por las noches en lugar de por las mañanas, como hace ella; … Pues adelante. Cambia todo lo que veas te beneficia. Para ello tienes que probar, experimentar. No te ciñas exclusivamente a lo que le funciona a Estercita. Sois seres únicos y lo que funciona muy bien para uno puede no funcionar tan bien para el otro y viceversa.
Importante: Durante y después del “proceso de copia” ;-) habla con Estercita. Cuéntale lo que te viene bien y lo que no, tus progresos. Las cosas que modificas, todos esos cambios que a ti te vienen bien. ¿Por qué? Pues porque a lo mejor no solamente es ella quien tiene la capacidad de enseñarte a ti. Tú también tienes la capacidad de enseñar y ayudar a mejorar la vida de los demás. De esta forma todos ganáis.
En definitiva:
Busca a esa persona o grupo de personas que consiguen los mejores resultados. Acércate a ellos. Pregunta, fíjate, “estudia” cómo lo hacen. Pon en práctica lo que has aprendido, quédate con lo que te funciona y añade, modifica o elimina para conseguir los resultados que quieres. Así de fácil ;-)

¿Qué cabe en tu propio almacén?

Lo sabes pero no te acuerdas

“Vaya, pues no me acuerdo y eso que lo he estudiado”, “ah, pues eso yo lo estudié en su momento pero ya no me acuerdo”, “estoy seguro de que me leí ese libro pero ahora mismo no me acuerdo ni del título ni del autor”, “claro que sí, la película en la que actúa este actor tan famoso que tiene los dientes muy blancos y una cara que da miedo. Pero… no me acuerdo cómo se llama”, … ¿Te ves alguna vez en una situación parecida a las anteriores? Seguramente no puedes recordar todo lo que has estudiado, especialmente unos años después de haberlo hecho. Lo mismo te puede ocurrir con las películas y los libros. No hay nada malo en ello. A todo el mundo le pasa. Pero hay ocasiones en las que no te gusta verte así. Quieres acordarte del dato. Te da rabia que no sea así.
Por un lado tenemos el efecto “lo tengo en la punta de la lengua“ y por otro simplemente tienes el dato guardado pero no consigues extraerlo de tu memoria porque no hay una forma directa de localizarlo.

Sin Métodos para Memorizar, es lo que ocurre

Cuando no utilizas ningún Sistema de Memoria para almacenar la información que quieres recordar en un momento posterior, como por ejemplo en un examen, lo que ocurre es que estás limitando tus capacidades, estás utilizando una parte muy pequeñita de tu potencial.
En general me estoy refiriendo a un tipo de prueba en la que vas a tener que responder sobre lo que has estudiado previamente y además la cantidad de información es algo más grande que, por ejemplo, una lista de la compra. Para ésta última siempre puedes utilizar un sistema de memoria si quieres recordarla sin necesidad de apuntar en una hoja, pero incluso si lo utilizas, tampoco necesitas recordar la lista toda la vida. Por ejemplo, con el Método de Loci, el cual consiste en recordar un recorrido que te resulte familiar y asociar los alimentos a comprar a hitos, marcas dentro de tu recorrido. Puedes memorizar la lista de cosas que quieres comprar en una tienda de comida. Pero no necesitas recordar toda la vida esa lista, es más, no te interesa. Cada cierto tiempo vas a comprar comida a la tienda, pero no siempre es lo mismo. Por tanto, aunque utilices el Método de Loci, no necesitas un recorrido distinto cada vez, sino que deshechas la lista anterior y cada vez que vas a memorizar una lista de cosas a comprar, utilizas el mismo recorrido, con los mismos hitos. Es decir, te olvidas de la lista anterior porque ya no la necesitas más y la reemplazas por la nueva.

Ejemplo

Lo vas a ver muy claro con el siguiente ejemplo: Imagina que tu memoria es un almacén  de muebles muy grande. Tiene 10 pisos y 100 habitaciones por piso. Resulta que sin utilizar Métodos para Memorizar, sólo abarcas una parte muy pequeñita del almacén. Según te va haciendo falta, vas llenando habitaciones con las cosas que vas a necesitar después. Empiezas por la número 5 de la primera planta, luego te vas a la número 87 de la novena planta y así vas rellenando habitaciones. Utilizas las habitaciones según y donde te venga bien. No llevas un control de dónde dejas las cosas. Pero tampoco hay mucho problema porque cuando necesitas algo, siempre sueles estar muy cerca de la habitación y no te resulta difícil encontrarla (esto es lo que ocurre cuando memorizas las cosas al final, poco antes del examen). Cuando llega el momento, coges lo que necesitas y luego lo dejas atrás. Cuando necesitas almacenar algo nuevo, te coges otra habitación y dejas ahí las cosas (estudias para otro examen). Nunca te preocupas por llevar la cuenta de las habitaciones usadas o lo que hay en ellas.
¿Qué ocurre cuando necesitas algo que dejaste en algún sitio pero no te acuerdas de dónde? Pues que lo pasas un poco mal buscando la habitación. Y en algunos casos acabas utilizando otra para guardar artículos que ya estaban guardados en otro sitio pero que no recuerdas bien dónde.
Cuando utilizas Métodos para Memorizar, combinados entre sí y con ayudas gráficas como los Mapas Mentales, Conceptuales o Diagramas de Árbol para prepararte para los exámenes y sigues un método consistente de repaso, todo lo pones en el almacén casi infinito que es tu mente. Y encuentras muchos beneficios en el camino:
  • Creas una estructura, que te permite guardar la ubicación exacta en la que dejas las cosas, de cada concepto que memorizas
  • La información la tienes disponible en un instante. Sólo tienes que echarle un vistazo al plano y ¡zas! aparece no sólo el piso y la habitación sino también la parte de la habitación y la balda en la que se encuentra el objeto
  • Ahorras espacio porque una vez que dejas la información en un sitio, no tienes que volver a ponerla en otro. No se te olvida, por lo que no tienes que volver a estudiarla (almacenarla)
  • Ahorras tiempo porque apenas tardas en encontrar la información, cada cosa tiene su sitio y es muy fácil encontrarlo
  • Tu almacén va creciendo con el tiempo o, en realidad, vas creando nuevas plantas y nuevas habitaciones en el almacén, según te va haciendo falta

En definitiva

Si quieres recordar en unos años lo que estás estudiando ahora (para tu trabajo, por placer, porque no quieres perderlo, …), utiliza técnicas de memorización (Métodos para Memorizar) y sírvete de ayudas gráficas (Mapas Mentales o Conceptuales, Diagramas de Árbol, …). Pruébalo y sorpréndete. La primera impresión es la sorpresa, no esperabas que pudiese ser cierto. Luego verás que tu mente no tiene límites. No se trata de un almacén de 100 plantas, se trata de un rascacielos del que no ves el último piso.

¿Te mereces aprobar?

Si alguna vez te has hecho la pregunta: “¿Me merezco aprobar?” durante los días antes del examen, a lo mejor tu respuesta ha sido una de éstas:
  1. Para nada, voy porque tengo que ir  pero con lo que he hecho, nunca voy a aprobar.
  2. Es posible, quién sabe. Cuando salga la nota lo sabré.
  3. No creo aunque quizás tenga suerte y suene la flauta.
  4. Sí, por supuesto que me lo merezco
Las respuestas del tipo “1″ no dan lugar a dudas, si ni tú mismo estás convencido de que hayas hecho méritos suficientes para aprobar, no vas a aprobar por tus propios medios. Algo externo va a tener que pasar para que ocurra lo contrario. Que te hayas hecho una chuleta y que te pregunten exactamente lo que pone en ella y que encima puedas utilizarla en el examen sin que te pilen; que alguien te sople las respuestas; que puedas copiarte de tu compañero de al lado; que el profesor tenga que ausentarse momentáneamente de la clase debido un ataque de tos en mitad del examen, no haya sustituto o profesor de apoyo y que en esos 10 minutos que dura la tos puedas ayudarte de un libro, apuntes o un compañero para responder correctamente a las preguntas.
Con las respuestas del tipo “2″ y “3″ estás diciendo que no has estudiando lo suficiente. Es posible que merezcas aprobar con lo que has estudiado, pero seguro que no mereces sacar un nota alta. De nuevo el factor suerte juega aquí un papel importante. Aunque no tan extremo como en el caso anterior. Aquí te valdría con que te pusiesen las preguntas de los pocos temas que te has estudiado; que con las dos o tres preguntas que respondes más o menos con cierta idea , sea suficiente para aprobar [ojo, aquí te abandonas a la suerte y es distinto a aplicar conscientemente el Principio de Pareto, por lo que estudias lo que mayor probabilidad tiene de aparecer en el examen después de haber investigado al respecto, es decir, sabes cómo "hacer trampa"]; que juegues a la lotería, es decir, que el examen sea de tipo test, en el que te tienes que elegir una de entre 4 posibles respuestas y que aun sin saber cuál es la correcta, cierras los ojos, apuntas con el dedo y marcas la que más cerca queda del mismo.
En cambio, con respuestas del tipo “4″ te encuentras en el estado ideal. Si has respondido sinceramente, seguro que apruebas.  Porque tú mismo sabes cuándo ha llegado ese momento. El momento de decir, “he estudiado tanto (o no mucho pero simplemente lo que tengo que estudiar y de la forma en la que tengo que hacerlo), que apruebo seguro”. Tiene que ocurrir algo muy extraño para que no apruebes. Por ejemplo, que te sepas muy bien la tabla periódica de los elementos, tanto como si la hubieses creado tú y que luego vayas al examen y te des cuenta de que tenías que haber estudiado a Cervantes porque el examen es de Literatura y no de Química; también puede ocurrir que le caigas tan mal, tan mal al profesor que aunque hayas hecho todos los deberes a tiempo, entregado todos los trabajos, documentos y prácticas de laboratorio dentro de plazo, intervenido en clase y demás, resulta que le caes tan mal que aunque has hecho un examen para un 10, resulta que te suspende.
Como verás, la suerte que se necesita en el primer y último bloques de respuestas es muy remota, no tanto para el segundo porque las circunstancias que se pueden dar para que apruebes no son tan extremas. Llegados a este punto podrías decir que bueno, que tú eres alguien a quien siempre se le ha dado bien lo de jugar a los dados y que prefieres, ya que se trata de suerte,  ir a por la opción “1″ porque es la más cómoda y, como tú siempre tienes un montón de suerte… Perfecto, adelante. Pero entonces esa información no va a estar a tu alcance más tarde, en el futuro cuando la vayas a necesitar por motivos de trabajo, investigación, formación o simplemente por placer. Los objetos no se han guardado correctamente en el almacén… Además, ya sabes: “afortunado en el juego, desafortunado en amores” ;-)
¿En qué situación te gustaría estar? ¿en “1″ y abandonarte a la buena fortuna, en “2-3″ y quedarte a medias para ver si… o en “4″ y estar seguro de que a menos que haya una catástrofe, vas a aprobar?
La misma pregunta del título de este artículo (“¿Me merezco aprobar?”) se aplica para sacar la nota más alta, un sobresaliente o una matrícula de honor o un “10″ de ”10″ puntos posibles. Sólo necesitas cambiar el “aprobar” por “el sobresaliente”, “la matrícula de honor” o “el 10″. Y tú eres quien tiene la respuesta. No la persona que te va a corregir el examen. No quien te evalúa. No se trata de algo subjetivo, salvo en algunos pocos casos en los que en la corrección de la prueba, la interpretación y las creencias de quien corrige juegan un papel importante. Incluso en esos casos extremos, vas a preferir estar dando la respuesta “4″. Para el resto de los casos, cuando digo que no se trata de algo objetivo, quiero decir que tú eres quien suspende o aprueba. No es el profesor quien lo hace por ti. Acéptalo. Si respondes correctamente, no se te puede suspender. Si no lo haces correctamente, no se te puede aprobar. Tú eres quien tiene la respuesta.

Por qué leer todos los libros al principio

Algo tremendamente útil al principio de un curso, de la preparación de una asignatura o un examen es la toma de contacto con toda la bibliografía. Cuanto antes mejor. Entre las ventajas que encontramos cuando hacemos esto, podemos ver: familiaridad con el temario, autores y contenidos; lo que ya nos suena luego es más fácil de entender, recordar y memorizar; todo aquello que nos resulte interesante va a despertar en nosotros curiosidad e interés además de aumentar la receptividad con la que vamos a afrontar lo que tenemos delante.
Podemos coger cada uno de los libros e ir de forma secuencial leyendo rápidamente de principio a fin o también podemos seleccionar primero el libro que más nos atraiga, por alguna razón como el diseño de la portada, el título o el contenido que pensamos pueda cubrir y nos interese. Yo iría a por la segunda opción, empezaría por el libro que más me atrajese.
Lo que buscamos con esto es simplemente una primera toma de contacto. Gracias a la misma, luego nos va a sonar todo o gran parte y aunque no dominemos el concepto, cosa que no pretendemos con esta primera ojeada a los libros, sí nos resultará más sencillo asimilarlo. Incluso si solamente recordamos el nombre del propio concepto, fecha o lugar la primera vez que oímos hablar de ello en clase. Incluso si únicamente creemos saber en cual de los libros se menciona. Ya habremos sido expuestos a ello con anterioridad en uno de los libros y, en numerosos casos, se tratará de algo que nos interesó y sobre lo que profundizamos en nuestra lectura inicial. De forma que reduciremos sustancialmente la probabilidad de encontrarnos con algo del todo desconocido y el rechazo inicial que ello conlleva.
Esto es lo que yo haría: Cogería un primer libro y leería la portada, contraportada, índice, glosario, introducción, bibliografía y críticas en Internet, si las hubiere. Tras ello, volvería al índice y buscaría el capítulo que más me atrajese e iría a por los títulos, subtítulos, dibujos, esquemas, resumen y conclusión en aquellos casos donde los haya. Al encontrar algo que me interesase en particular, leería dentro del texto correspondiente. Aplicaría la misma lógica hasta terminar todo el libro y el resto de ellos. Siempre yendo de mayor interés a menor. Tanto al seleccionar los libros como dentro de ellos. Por cada libro, emplearía 10 minutos de media. Unas veces serán 5 minutos, otras podrán ser hasta 15 minutos. Por encima de ello quizás estemos profundizando demasiado o sin el adecuado nivel de concentración.
Algo importante que casi olvido. No tenemos por qué comprar todos los libros, las bibliotecas se mueren por tener visitantes.

Recabar todo el material al principio

A menudo encuentro que la forma más adecuada de abordar la preparación de exámenes es ir de lo GRANDE a lo Pequeño. Me resulta más fácil asimilar los conceptos y profundizar en detalles, definiciones o fechas después, que ir de forma secuencial intentando memorizar desde el detalle hasta la idea global.
La estrategia que sigo en este sentido es la siguiente: se trata de recabar todo el material que vaya a ser necesario para prepararme el examen. Lo primero es confeccionar una lista en la que se incluyan, allá donde corresponda:
libros, DVDs, vídeos,
programa con el índice de materias,
herramientas como calculadora, reglas, compás, ordenador (con las aplicaciones necesarias), diccionario,
horario de clases,
dirección de la biblioteca más cercana en la que pueda encontrar material de lectura relacionado con lo que voy a estudiar,
página Web oficial del organismo, universidad, instituto al que asisto,
Internet: podcasts, foros, grupos de noticias, blogs,

Y ¿luego qué? Simplemente le hecho un vistazo a todo. Literalmente. No hace falta leer los libros todavía, ver “Por qué leer todos los libros al principio”. Busco una idea general del material que utilizaré en los próximos meses. Pretendo familiarizarme con ello así como hacerme una idea imprecisa pero muy valiosa de lo que voy a hacer en un futuro inmediato. A partir de aquí siento las bases para realizar una planificación realista del tiempo de estudio.
¿Pérdida de tiempo? Precisamente lo contrario. Invertir tiempo en esta primera medida consigue ahorrarme una enorme cantidad de horas a corto, medio y largo plazo. Además de la seguridad en mí mismo que empiezo a construir en torno a la materia de la que voy a ser examinado.

Tutorías

¿Le damos a las tutorías el valor real que tienen? Yo no lo hacía al principio. Fuel al final de la carrera cuando me di cuenta de la tremenda ayuda que suponían para mis estudios. Eso de hablar a solas con los profesores sobre algo explicado en clase, me parecía que era de gente que quería hacerse notar y sobresalir del resto para luego conseguir mejores notas. Nunca me planteaba que pudiese haber algún beneficio más allá. Solamente cuando empecé a tener la necesidad de que se me resolviesen dudas concretas desde mucho antes del examen, debido a que ya empezaba a llevar al día lo explicado en clase y trabajaba sobre ello en casa o en la biblioteca, fue entonces cuando empecé a ir a los despachos de los profesores. ¿Por qué no lo habría hecho antes? ¡Qué pérdida de tiempo en el pasado! Pero si era tan sencillo como ir unos minutos al despacho del profesor y preguntar. Duda resuelta. Ya está.
Lo que empecé a ver es que si, sobre todo no quería parecer tonto delante del profesor por hacer una pregunta que mostrase un bajo nivel académico por mi parte, ya que habría estado perdiendo mi tiempo y el suyo, necesitaba prepararme la visita. Esto quiere decir que estudiaba para la tutoría. No memorizando ni repasando como si fuese un examen. Simplemente iba con la lección trabajada. Por lo tanto, las dudas que tenía eran inteligentes en el sentido de que no eran obvias sino que se trataba de dudas que surgían como fruto de dominar hasta un nivel aceptable los contenidos de la asignatura a los que habíamos llegado hasta ese momento. ¿Qué significaba esto? Que estaba estudiando desde el principio, no dejándolo todo para el final. Que me encontraba a gusto conmigo mismo. Que ganaba confianza en mí no sólo por llevar las cosas al día sino porque era capaz de mantener conversaciones técnicas con los profesores. Cosa que nunca me hubiera planteado como posible. Que, por qué no decirlo, los profesores me conocían. Y eso siempre ayuda con las notas. No porque les pudiese caer bien o no. Si no porque podían ver mi progreso y esfuerzo durante el curso. Y esto cuando se tienen más de 150 alumnos en un trimestre no es nada fácil si la única forma de interactuar con los alumnos es el examen. Además de todo eso, ¡encima tenía a alguien que me resolvía las dudas!
Para sacarle el mayor partido, además de ir con el tema trabajado a la tutoría, sólo preguntaba dudas muy concretas. Lo más posible. El mejor momento era cuanto antes mejor. Un mes antes del examen mejor que 5 días antes. Y, por supuesto, en el lugar y horario indicado para las tutorías. Solía pasar que pocos días antes del examen todo el mundo iba a preguntar, formándose colas e incluso teniendo que volver al día siguiente o quedándose las dudas sin resolver por no haber tiempo suficiente para atendernos a todos. Lo mismo pasaba al terminar la clase o si lo hacías en los pasillos. Poco tiempo, muchas distracciones y otras cosas que hacer. Por ello, lo mejor era siempre ir en los horarios indicados de tutorías.
Estoy convencido de que si hubiese hecho uso de las tutorías antes, además de sacar mucho mejores notas, habría acabado antes la carrera.

¿Cómo afecta mi forma física a mi rendimiento academico?

Experiencia personal

El alto rendimiento académico puedo alcanzarlo de forma continuada sólo si respeto mi cuerpo y lo trato con cuidado a lo largo del período de estudio. Necesito estar en buena forma física. En aquellos momentos del año en los que dejo de hacer todo tipo de actividad deportiva, mis niveles de concentración y energía caen drásticamente. Por lo que el esfuerzo que tengo que hacer estudiando es mucho mayor. El rendimiento académico, como consecuencia de ello, se ve altamente afectado.

Cómo

El tipo de ejercicio físico ideal para incrementar y mantener a un nivel muy alto mi rendimiento a la hora de estudiar se divide en tres partes: Flexibilidad, Fuerza y Capacidad Aeróbica.
  • Flexibilidad: Estiramientos desde el cuello hasta las puntas de los pies pasando por brazos, manos tronco y piernas.
  • Fuerza: Por ejemplo, se consigue con el levantamiento de pesas.
  • Resistencia: Recorrido en carrera o bicicleta de media-larga distancia.
Hay deportes con los que se consigue más de una de las tres. A modo de ejemplo, con Yoga se pueden ganar Flexibilidad y Fuerza. La natación me gusta mucho porque puedo conseguir aumentar mi Fuerza física y Resistencia al mismo tiempo, alternando ejercicios de esfuerzo cortos pero intensos con largos en el tiempo y ligeros.

Cuándo

El momento en el que saco máximo provecho al ejercicio físico es, sobre todo, al principio del día. Por la mañana, antes de ponerme a estudiar. Si el tipo de actividad física que realizo no es relajante sino estimulante, mi nivel de energía aumenta de forma considerable y, tras la ducha, estoy preparado para la primera sesión de estudio al máximo nivel. Me concentro muy fácilmente y consigo mantener un nivel aceptable de concentración durante mucho más tiempo. Hay otras ocasiones como los descansos en los intervalos de estudio en las que la flexibilidad es especialmente beneficiosa.
De nuevo aquí es muy importante escuchar a mi cuerpo. Para lo que algunas personas 20 minutos de nadar a estilo libre sin parar es únicamente el calentamiento que va a dar lugar a una sesión intensa de ejercicios en el agua, para mí es más que suficiente para alcanzar y mantener los niveles óptimos de Fuerza y Resistencia que mi cuerpo necesita. Con ello quiero decir que no se necesita entrenar como un atleta de alta competición para beneficiarnos en gran medida de nuestro estado físico cuando estudiamos. Es más, si nado de 2 a 3 días por semana, 20 minutos cada día, no necesito realizar ningún otro tipo de actividad física más que estiramientos.

Cuánto

Es importante, al igual que estudiando, empezar practicando deporte de forma moderada, muy poquito cada día. E ir incrementando, según el cuerpo lo vaya pidiendo. Nunca intento llegar al límite. Además de no tener que competir con nadie, no lo necesito para conseguir mis objetivos estudiando. Lo repetiré de nuevo porque es lo más importante de todo el artículo: “deporte de forma moderada”. Lejos de tener como objetivo conseguir un cuerpo atlético y musculado, se trata de encontrarme flexible, fuerte y resistente mientras estudio. Mi nivel de concentración, rendimiento académico y autoestima son los grandes beneficiados en todo esto.

¿Para quién estudio? ¿por quién estudio?

Estudiando para los demás

Hasta hace pocos años lo he hecho para los demás. Para mis padres sobre todo. Aunque yo afinaría más y diría que sobre todo para mi padre. Antes no me hacía esa pregunta conscientemente pero sí que la respondía con mis actos una y otra vez. Y la respuesta: para los demás. Siempre he intentado que mi padre se sintiese orgulloso de mí y, de entre las muchas cosas que he hecho para alcanzar ese objetivo, terminar una carrera universitaria se encontraba entre las más voluminosas. Enseguida verás por qué nunca lo he conseguido, por qué hace tiempo que dejé de intentarlo y por qué decidí estudiar sólo para mí, ni siquiera para mi maravillosa mujer o mi preciosa hija

Nunca es suficiente

Esta es la razón por la que ni lo conseguí ni lo he seguido intentando. En mi caso, por muchos goles que marcase jugando al fútbol en el equipo del barrio o muchas carreras que sacase o mucho dinero que ganase, nunca iba a ser suficiente. Por lo tanto, ya no lo intento. Me costó mucho tiempo darme cuenta. Algunas veces todavía flaqueo. Pero éstas cada vez son las menos. Es un gran alivio llegar a una conclusión de este tipo
¿Por quién entonces?
Ahora lo hago por y para mí y, a pesar de que pueda parecer egoísmo, nada más lejos de la realidad.
Cuando hago cosas por mí me estoy cuidando, me estoy queriendo. Y eso lo reflejo en los que me rodean. O sea que no sólo yo me befenicio de ello, sino mi familia, amigos y entorno. Mi autoestima aumenta, como nos ocurre a todos cuando hacemos algo que nos gusta y de lo que nos sentimos orgullosos.
Pero no sólo eso. Mi productividad es mucho mayor cuando estudio lo que me resulta divertido e interesante. Si además, la materia que estudio es la que más me interesa sobre cualquier otra, rindo mucho más que estudiando otras cosas que me atraen menos. Lo que he observado con el paso del tiempo es que si estudias algo que te apasiona, no tardas mucho en hacerlo bien. La vida de estudiante es mucho más sencilla entonces.
Pero ese es otro tema cubierto en otro artículo (10 razones para estudiar sólo lo que te gusta). Mientras tanto, pregúntate por y para quién estudias.
La mejor respuesta será “Por mí, para mí”. Todos se benefician de ello, no sólo tú. Si la respuesta es otra, te invito a preguntarte el porqué.

¿Cuál es el ritmo ideal de estudio?

Baja forma

¿Qué ocurre cuando practico deporte? Si me fuerzo demasiado, puedo lesionarme. Si lo hago sin esforzarme nada, me sabe a poco o me aburro y acabo perdiendo forma física. Pierdo el tiempo. Lo mismo ocurre cuando estudio. Si desde el principio empleo muchas horas, en poco tiempo me he quemado. Si no estudio apenas, mi rendimiento baja y me resulta cada vez más difícil ponerme con ello.
Para preparar exámenes de universidad u oposiciones, por ejemplo, desde muchas fuentes se propone la estrategia del maratón. Empezar con tiempo y progresivamente ir cogiendo forma hasta llegar al punto de rendimiento máximo en la etapa final que es cuando nos examinamos.

Introspección

Hay ocasiones en las que no dispongo del tiempo necesario para preparar la materia a un nivel mínimo para aprobar y lo que hago entonces es establecer expectaciones realistas. Preguntas como ¿qué ocurre si no apruebo?, ¿qué ocurre si no saco la nota mínima?, ¿y si sólo me preparo parte del temario? Unas veces acabaré ajustando el temario al tiempo del que dispongo, otras seguiré estudiando pero para la siguiente convocatoria y en algunos casos pospondré el estudio y emplearé el tiempo en otra tarea. Lo importante en cualquiera de los casos es estar seguro de que lo que estoy haciendo es lo mejor, teniendo en cuenta las restricciones de tiempo que tengo en ese momento. Si no acepto la realidad y quiero volcarme en ello aprovechando al máximo el tiempo del que dispongo que, como desde un principio no es suficiente, acabaré frustrándome por no avanzar todo lo rápido que quiero. Me encontraré fácilmente irritable haciendo a los que me rodean sufrir las consecuencias de mi falta de planificación realista.
Por todo ello, al final acabo dejando de estudiar por haberme saturado y no presentándome o consiguiendo malos resultados. Y no es que cualquiera de estos dos desenlaces suponga un fracaso. El error habrá sido el dejarme llevar por la situación y no tener control sobre ella. Porque, cuando estudio sabiendo que no voy a poder cubrir lo exigido en la convocatoria pero estoy convencido de que estoy haciendo lo mejor que puedo dadas mis circunstancias personales, físicas y disponibilidad horaria y de recursos, no puede haber fracaso.

La frustración

Cuando estudio demasiado poco, a pesar de disponer de tiempo, lo que me ocurre es que no estoy motivado o las circunstancias externas (como habitación no preparada, material insuficiente, ruido ambiental) impiden que avance al ritmo adecuado. Mi autoestima decrece y desde mi cabeza escucho de forma constante la voz de mi conciencia diciéndome: “Te sientes culpable no estar estudiando como debieras”, “estás perdiendo el tiempo”, “no vas a ser capaz de aprobar”, “no vas a conseguir tu objetivo”, “no puedes con ello”. Las consecuencias acaban siendo las mismas que las explicadas más arriba. En este caso el error habrá sido el mismo. Falta de control de la situación. Me habré dejado llevar.

El ritmo

Dicho lo anterior y suponiendo que dispongo del tiempo, motivación, entorno físico y material necesarios para estudiar con garantías, entonces lo que hago es empezar poco a poco. Al principio se trata de dar pasos firmes, pero sin gastar energías innecesarias. Cosas como “Recabar todo el material al principio” y “Por qué leer todos los libros al principio” me ayudan a subirme al tren desde la parada inicial, ganar confianza, planificar de modo realista y, sobre todo, estar en control de la situación. Y todo ello, sin quemar los barcos desde el principio. Para llevar a cabo estas tareas no necesito realizar un gran esfuerzo intelectual ni emplear una gran cantidad de horas. Todo lo contrario. Y es que encima, disfruto haciéndolo. Me siento, una vez más, en control de la situación.
Si llevo bastante tiempo sin estudiar. Sean meses o años. Emplear entre 90 y 120 minutos de estudio durante la primera semana (5 días) es algo completamente aceptable. De ahí en adelante, el límite lo ponen mis circunstancias personales, motivación, entorno, forma física y hábitos alimenticios. Sólo necesito escuchar a mi cuerpo y éste me dice si hay que frenar o acelerar. Hasta el momento en el que puedo llegar a las 8 horas altamente productivas al día, 6 días a la semana. Por supuesto, la progresión no es infinita. El bien merecido descanso acaba llegando y siempre antes de lo esperado.

En control

Cada persona tiene sus propios ritmos para todo. Ser más o menos lentos sólo implica lo que nosotros mismos queramos. Lo que debemos hacer es controlar la situación y no la situación a nosotros.

Cómo estudiar por primera vez (o volver a estudiar)

¿Cualquiera puede estudiar?

Alguna vez me he preguntado si cualquier persona adulta podría estudiar y terminar una carrera universitaria o aprobar unas oposiciones o cualquier otra prueba que requiriese estudiar. Por supuesto que cualquiera puede hacerlo. Necesitamos eso sí, saber leer, poder escribir y sobre todo, necesitamos saber utilizar nuestra mente de forma adecuada. Además de lo anterior, un lugar habilitado para el estudio, el material a estudiar, así como una motivación para alcanzar el objetivo que nos proponemos, son muy importantes.
De forma que cualquier persona en pleno uso de sus facultades mentales puede estudiar. Unas lo harán de forma más eficiente que otras y ahí es donde entran en juego las técnicas de estudio y memorización, además de otros factores como la autoestima. Aquellas personas que no hacen uso de las dos primeras, lo encontrarán mucho más difícil incluso si tienen una gran experiencia estudiando y una alta autoestima.

Poco a poco

Lo principal al empezar a estudiar por primera vez o después de muchos años, es hacerlo poco a poco. Sin exigirnos más de lo justo. El ritmo lo vamos a ir incrementando según vaya pasando el tiempo. Se trata de escuchar a nuestro cuerpo y actuar en consecuencia. Si podemos más, adelante. Si no, paramos hasta la siguiente sesión, más tarde o al día siguiente. Así de sencillo.

¿Dónde están los límites?

Es muy importante no forzarnos demasiado al principio porque podemos frustrarnos muy fácilmente, lo que nos lleva generalmente a la retirada. Si no somos conscientes de cuáles son nuestros límites antes de empezar a estudiar por primera vez o tras un largo período de tiempo sin hacerlo, lo averiguaremos escuchando a nuestro cuerpo.
Si tras 30 minutos de lectura tenemos que leer cada frase 4 veces para entender el mensaje, entonces es momento de parar, beber algo de agua y seguramente realizar algún tipo de actividad física como dar un paseo, fregar los platos del desayuno, tender la ropa, bajar un par de plantas de escaleras (y luego subirlas), pasar la aspiradora, levantar pesas, acercarnos a la tienda a comprar el pan, pasear al perro, jugar con el gato, …
Si nos empieza a doler el cuello, quizás debamos fijarnos en qué postura hemos estado sentados durante la última hora y media seguida y pensar en establecer intervalos de estudio más cortos realizando, por ejemplo, alguna de las actividades mencionadas además de pensar seriamente en mejorar nuestra higiene postural a la hora de estudiar. Estos son sólo dos ejemplos de cómo podemos darnos cuenta de dónde están nuestros límites en el presente momento. En poco tiempo y con los hábitos correctos, el listón nos lo pondremos nosotros a la altura que queramos.

Qué se necesita para estudiar eficientemente

A continuación voy a explicar lo que considero se necesita para sacar el mayor partido posible a nuestro potencial a la hora de estudiar. Los requisitos para rendir al máximo nivel son de tipo físico y mental. Además, es necesario el dominio de una serie de habilidades técnicas.

Requisitos físicos:

  • Lugar de estudio adecuado: Habitación, biblioteca, mesa, iluminación, asiento, …
  • Material: Libros, Internet, papel, lápiz, …
  • Reloj de cuenta atrás, para avisarnos de cuándo debemos parar siguiendo con nuestra política de intervalos. Si quieres saber más acerca de lo importante de fijarnos unos tiempos máximos de estudio y cómo hacerlo, puede interesarte leer el artículo relacionado con los Intervalos de estudio

Requisitos mentales:

  • Alta autoestima, ya que, en todo momento necesitaremos confiar en nosotros mismos para seguir adelante. Sin nuestro propio apoyo, todo resulta más complicado
  • Objetivo, que se persigue estudiando
  • Alta motivación, que vendrá dada por el objetivo
  • Capacidad para mantener un alto nivel de concentración en determinados momentos y a voluntad
  • Autocontrol/Disciplina
  • Introspección, debemos preguntarnos a nosotros mismos para mejorar aprendiendo de errores y éxitos
  • Estado mental equilibrado. Si no podemos parar de pensar en algo que nos preocupa, nuestro rendimiento se verá negativamente afectado

Habilidades (técnicas):

  • Lectura rápida, memorización y estudio

Otros:

Para empezar, necesitamos al menos un claro objetivo, el material (o una parte del), tiempo y el domino de las habilidades. Sin el material o sin el tiempo no podemos hacer nada y sin alguno de los otros dos se puede empezar a estudiar pero no de forma altamente eficiente.
Esto es lo que necesitamos para enfrentarnos a un proyecto de estudio aprovechando al máximo nuestras aptitudes. Ordenados de mayor a menor importancia
Primer grupo:
    Objetivo
    Material
    Habilidades
    Tiempo
Segundo grupo:
    Forma física
    Estado mental
    Concentración
    Introspección
    Autocontrol/Disciplina
    Autoestima
    Lugar adecuado de estudio
Tercer grupo:
    Motivación
    Reloj cuenta atrás
    Experiencia previa
Los cuatro primeros son imprescindibles. Los integrantes del segundo grupo, aunque necesarios, pueden adquirirse o trabajar sobre ellos más adelante. En el último grupo quizás nos extrañe ver Motivación. Pero se trata de algo que se deriva de Objetivo. La experiencia siempre es un grado pero también es algo que se adquiere más o menos rápidamente.
Si debiera prescindir de alguno de los conceptos del primero grupo, me quedaría con el Objetivo. Con ello todo lo demás se puede conseguir con mayor o menor esfuerzo. Si no perseguimos ningún objetivo o lo hacemos con el incorrecto, podremos tener los otros tres en abundancia, pero la eficiencia se resentirá. En el segundo grupo me quedaría con la Forma física ya que ésta influye en gran medida sobre los demás a excepción del lugar adecuado de estudio. Éste último puede no ser el mejor al principio pero poco a poco podremos ir reformándolo hasta alcanzar la disposición ideal. Y en el tercer grupo podría prescindir de los tres.
Sin algunos o muchos de los conceptos enumerados podemos estudiar, superar exámenes e incluso con buenas notas. Aunque para hacerlo de forma eficiente, en el mínimo tiempo y aprovechando todo nuestro potencial tendremos que utilizarlos todos a la vez tarde o temprano.

Y… ¿si no tengo tiempo para estudiar?

Situación de partida

Puede que haya ocasiones en las que no tengas tiempo para estudiar. Debido a que estés desarrollando otro tipo de actividades como trabajar a jornada completa de Lunes a Viernes, ocuparte del mantenimiento de tu casa o cuidar de los hijos o todas a la vez, por ejemplo. El contenido de este artículo se aplica a este tipo de situaciones aunque también ayuda en aquéllas en las que se ha pospuesto hasta una fecha cercana al comienzo de la prueba de forma que no se tiene suficiente tiempo para estudiar todo el temario e ir con opciones reales de aprobar. En este último caso sí habremos tenido tiempo pero no lo habremos utilizado para estudiar sino para ver la televisión, jugar con la videoconsola y demás. Cómo evitar este tipo de situaciones será cubierto en otro artículo más adelante.

Cuestión vital

Cuando no hay tiempo material, hazte la siguiente pregunta: “¿Puedo aprobar con lo que sé y sin estudiar nada más?” Si la respuesta es “Sí” entonces adelante, a por ello. Si la respuesta es “No” o “Seguramente no” entonces evalúa las consecuencias que acarreará la no superación de la prueba y asume la responsabilidad de las mismas. Busca alternativas, otras opciones que tengas de aprobar en un futuro próximo tal y como presentarte en otra convocatoria. Acepta la realidad de forma positiva y constructiva. Lo más importante de todo es tomar control de la situación.
Si dispones de tiempo pero no el suficiente para cubrir todo el temario con la confianza de superar el examen y puntuar una nota alta, entonces esto es lo que no debes hacer:
  • Entrar en pánico
  • Estudiar todo lo que el cuerpo te permita en aquellos momentos que tengas disponibles para estudiar sin períodos razonables de descanso
  • Dormir poco, arañando horas de sueño para estudiar
  • Estudiar aprovechando las horas de las comidas para comer rápidamente y mal (sándwiches, hamburguesas, patatas fritas, …)
  • No realizar ningún tipo de actividad deportiva durante esta recta final
  • Eliminar cualquier tipo de contacto con el mundo exterior (familia, amigos)
¿Qué es lo que sí debes hacer?
  • Mantener la calma
  • Echar un vistazo general al temario e identificar qué partes del mismo llevan la mayor carga de nota en el examen
  • Aplicar el principio de Pareto o la regla del 80-20 en la que el 20% del temario supone el 80% de la nota y viceversa, con el 80% del temario sólo se consigue el 20% de la nota
  • Confiar en ti
  • Fijar expectativas realistas teniendo en cuenta el tiempo del que dispones y la parte de temario que vas a estudiar
  • Fijar una política de intervalos de estudio y cumplirla, siendo especialmente escrupuloso en mantener la concentración a un máximo nivel con el objetivo a conseguir siempre en mente. Antes de descansar entre intervalo e intervalo, pregúntate si has conseguido lo que pretendías, si no, por qué y qué es lo siguiente que vas a hacer tras el descanso
  • Siempre con el objetivo en mente, muy importante
En cualquiera de los dos casos, tanto si has podido estudiar o no, pero has decidido presentarte, ve con total confianza a la prueba sabiendo que, dadas las restricciones de tiempo que has tenido, lo vas a hacer lo mejor posible. Y así lo harás.

Conclusión

Lo principal a la hora de abordar una actividad de estudio cuando no se dispone del tiempo necesario, es tomar las riendas y dirigir. No te dejes llevar por la situación ni te pelees con el temario a la desesperada, olvidándote de todo lo demás. Haz todo lo posible sin perder la perspectiva global de tu vida ni de lo que estás haciendo. De esta forma, lograrás el éxito. Tanto si apruebas o consigues la nota que buscas, como si tienes que presentarte de nuevo en la siguiente ocasión.

Vestir para el éxito

Cuando voy a trabajar siempre me preparo para que mi imagen sea la adecuada. No ocurre lo mismo cuando estoy estudiando. Me he dado cuenta de que, por las mañanas, si me pongo a estudiar nada más levantarme, sin desayunar, con el pijama y tras lavarme la cara únicamente, entonces al principio mi rendimiento es bajo, mi motivación no es grande y me resulta difícil concentrarme. Me ocurre como con los coches de hace años que, cuando estaban fríos en una mañana de invierno, no arrancaban bien y una vez en marcha necesitaban calentar el motor poco a poco.
Nota aclaratoria: A pesar de que el contenido de este artículo se sitúa en las mañanas, es perfectamente aplicable a cualquier momento del día. Además, cuando hablo a continuación de actividades como afeitado o vestirse con corbata, pueden perfectamente cambiarse por depilación, utilizar vestido o traje de falda, etcétera allá donde corresponda.
Pues bien, observando mis patrones de rendimiento, vi que si estaba bien vestido y aseado tal y como hacía para ir a trabajar, mi productividad aumentaba. Fue entonces cuando me pregunté: “¿Por qué sí lo hago para otros y no para mí mismo?”. Desde entonces, el aseo matutino se sitúa una posición por encima de la primera sesión de estudio. Ducha, si corresponde, peinado, cepillado de dientes, afeitado, … A continuación, a vestirme con la ropa con la que me siento cómodo y, listo para empezar a estudiar. Lo de la comodidad es importante porque, por ejemplo, estudiar con traje de chaqueta y corbata, aunque pueda ayudar a dar la importancia que tiene el estudio, seguramente no es el tipo de ropa con el que más agusto se pueda estar.
Esta modificación en la rutina diaria se traduce en un mayor rendimiento, ya que, me encuentro agusto con mi aspecto físico y, por qué no decirlo, con una mayor autoestima. Y éstos son dos aspectos que directamente afectan a mi productividad en cierta medida. Éso además de conseguir el nivel adecuado de concentración desde un principio sin tener que esperar a calentar motores poco a poco.