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sábado, 24 de marzo de 2012

¿Te mereces aprobar?

Si alguna vez te has hecho la pregunta: “¿Me merezco aprobar?” durante los días antes del examen, a lo mejor tu respuesta ha sido una de éstas:
  1. Para nada, voy porque tengo que ir  pero con lo que he hecho, nunca voy a aprobar.
  2. Es posible, quién sabe. Cuando salga la nota lo sabré.
  3. No creo aunque quizás tenga suerte y suene la flauta.
  4. Sí, por supuesto que me lo merezco
Las respuestas del tipo “1″ no dan lugar a dudas, si ni tú mismo estás convencido de que hayas hecho méritos suficientes para aprobar, no vas a aprobar por tus propios medios. Algo externo va a tener que pasar para que ocurra lo contrario. Que te hayas hecho una chuleta y que te pregunten exactamente lo que pone en ella y que encima puedas utilizarla en el examen sin que te pilen; que alguien te sople las respuestas; que puedas copiarte de tu compañero de al lado; que el profesor tenga que ausentarse momentáneamente de la clase debido un ataque de tos en mitad del examen, no haya sustituto o profesor de apoyo y que en esos 10 minutos que dura la tos puedas ayudarte de un libro, apuntes o un compañero para responder correctamente a las preguntas.
Con las respuestas del tipo “2″ y “3″ estás diciendo que no has estudiando lo suficiente. Es posible que merezcas aprobar con lo que has estudiado, pero seguro que no mereces sacar un nota alta. De nuevo el factor suerte juega aquí un papel importante. Aunque no tan extremo como en el caso anterior. Aquí te valdría con que te pusiesen las preguntas de los pocos temas que te has estudiado; que con las dos o tres preguntas que respondes más o menos con cierta idea , sea suficiente para aprobar [ojo, aquí te abandonas a la suerte y es distinto a aplicar conscientemente el Principio de Pareto, por lo que estudias lo que mayor probabilidad tiene de aparecer en el examen después de haber investigado al respecto, es decir, sabes cómo "hacer trampa"]; que juegues a la lotería, es decir, que el examen sea de tipo test, en el que te tienes que elegir una de entre 4 posibles respuestas y que aun sin saber cuál es la correcta, cierras los ojos, apuntas con el dedo y marcas la que más cerca queda del mismo.
En cambio, con respuestas del tipo “4″ te encuentras en el estado ideal. Si has respondido sinceramente, seguro que apruebas.  Porque tú mismo sabes cuándo ha llegado ese momento. El momento de decir, “he estudiado tanto (o no mucho pero simplemente lo que tengo que estudiar y de la forma en la que tengo que hacerlo), que apruebo seguro”. Tiene que ocurrir algo muy extraño para que no apruebes. Por ejemplo, que te sepas muy bien la tabla periódica de los elementos, tanto como si la hubieses creado tú y que luego vayas al examen y te des cuenta de que tenías que haber estudiado a Cervantes porque el examen es de Literatura y no de Química; también puede ocurrir que le caigas tan mal, tan mal al profesor que aunque hayas hecho todos los deberes a tiempo, entregado todos los trabajos, documentos y prácticas de laboratorio dentro de plazo, intervenido en clase y demás, resulta que le caes tan mal que aunque has hecho un examen para un 10, resulta que te suspende.
Como verás, la suerte que se necesita en el primer y último bloques de respuestas es muy remota, no tanto para el segundo porque las circunstancias que se pueden dar para que apruebes no son tan extremas. Llegados a este punto podrías decir que bueno, que tú eres alguien a quien siempre se le ha dado bien lo de jugar a los dados y que prefieres, ya que se trata de suerte,  ir a por la opción “1″ porque es la más cómoda y, como tú siempre tienes un montón de suerte… Perfecto, adelante. Pero entonces esa información no va a estar a tu alcance más tarde, en el futuro cuando la vayas a necesitar por motivos de trabajo, investigación, formación o simplemente por placer. Los objetos no se han guardado correctamente en el almacén… Además, ya sabes: “afortunado en el juego, desafortunado en amores” ;-)
¿En qué situación te gustaría estar? ¿en “1″ y abandonarte a la buena fortuna, en “2-3″ y quedarte a medias para ver si… o en “4″ y estar seguro de que a menos que haya una catástrofe, vas a aprobar?
La misma pregunta del título de este artículo (“¿Me merezco aprobar?”) se aplica para sacar la nota más alta, un sobresaliente o una matrícula de honor o un “10″ de ”10″ puntos posibles. Sólo necesitas cambiar el “aprobar” por “el sobresaliente”, “la matrícula de honor” o “el 10″. Y tú eres quien tiene la respuesta. No la persona que te va a corregir el examen. No quien te evalúa. No se trata de algo subjetivo, salvo en algunos pocos casos en los que en la corrección de la prueba, la interpretación y las creencias de quien corrige juegan un papel importante. Incluso en esos casos extremos, vas a preferir estar dando la respuesta “4″. Para el resto de los casos, cuando digo que no se trata de algo objetivo, quiero decir que tú eres quien suspende o aprueba. No es el profesor quien lo hace por ti. Acéptalo. Si respondes correctamente, no se te puede suspender. Si no lo haces correctamente, no se te puede aprobar. Tú eres quien tiene la respuesta.