Vistas de página en total

domingo, 12 de enero de 2014

LUCES ROJAS Y AZULES

La función del cerebro es registrar y comprobar. Los sentidos brindan el material necesario,
pero es materia bruta; su aprovechamiento requiere una decantación, un tamizado previo;
mucho de lo recibido es escoria, desaparece sin dejar huellas. Este es el papel del olvido:
seleccionar. Si el individuo conservara íntegro el recuerdo de todas las excitaciones, sería
aplastado por semejante cúmulo. Conserva las necesarias, las útiles por su valor de
adaptación, y el resto se pierde para dejar campo a nuevas experiencias. Esto permite al
estudiante aprender, y en el examen, encontrar la respuesta exacta, después de haber
desechado todas las aproximaciones posibles. El cerebro conserva, confronta, liga recuerdos y
experiencias nuevas; es el magnífico tablero de control de esa gran central mecánica que es el
ser.
Si el cerebro fuera de cristal, transparente, y si la excitación se iluminase con una luz roja y la
inhibición con otra azul, veríamos en la superficie de los grandes hemisferios un mosaico
luminoso de dos colores; en unas zonas arabescos de complicados puntitos, en otras dibujos
más grandes, de formas extravagantes y fantásticas. En algunos sitios observaríamos el
mosaico en rápido movimiento, en permanente y alternativo cambio, en ininterrumpido
juego de colores rojo y azul; en otras regiones las manchas coloreadas nos parecerían
inmóviles. El doble principio de elaboración y olvido se aclara con esta imagen. El excitante,
por más fuerte, se desparrama con mayor rapidez, pero arrastra como irreparable compañero
el olvido, el sueño de las células, que puede abarcar extensas zonas o concretarse en un punto.
El cerebro vive, pues, entre el sueño y la vigilia, en constante desgaste y recuperación.
Abrimos una ventana al mundo exterior y cerramos otra. La memoria y el olvido pugnan por
vencer: las luces rojas son las células que trabajan, fijan y relacionan recuerdos; las azules,
células que agotadas o poco ejercitadas se liberan de todo esfuerzo, se aíslan del resto para
reponerse.