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martes, 27 de marzo de 2012

La siesta de Dalí

Hace tiempo alguien me dijo cómo dormía Dalí sus siestas. Al parecer, se sentaba en un sillón y se dormía con unacucharilla cuchara de metal en la mano. En el momento en que la cuchara caía, él despertaba por el ruido del metal golpeando  el suelo.
Desde que lo oí la primera vez me picó la curiosidad y me dije, “Mmmh, yo lo quiero probar”. Y me puse manos a la obra. En cuanto tuve la oportunidad cogí una cuchara de metal (con una de madera, si tengo mucho sueño, no me despierto) y me senté en el sillón. La primera vez no me duró ni 5 minutos la cuchara en la mano. Me desperté enseguida (aunque a lo mejor ni llegué a dormir) y la verdad es que no pude decir que acababa de tomar una gran siesta reparadora. Pero al día siguiente volví a hacer lo mismo. Voy  al sillón cuchara en mano y me dejo dormir. La siguiente vez llegué al cuarto de hora. Al día siguiente y siempre que lo hago desde entonces, la cuchara golpea el suelo a los 20 aproximadamente. No está nada mal. Me despierto despejado y sin esa sensación de pesadez ni dolor de cabeza, cosa que sufro muchas veces con una siesta de más duración (1 hora por ejemplo) y tras despertar con el estridente sonido del reloj despertador. Tampoco es que me resulte muy agradable el golpe de la cuchara en el suelo pero, en mi caso, no está mal. Supongo que a ello contribuyen el hecho de dormir solamente alrededor de esos 20 minutos y que el despertar es “suave” :-)
Los efectos de este sueño corto pero reparador son excelentes. Me encuentro fresco, despejado, me resulta fácil concentrarme, estoy descansado, …
Lo mismo me comentaron de Antonio Gala acerca de las siestas. Aunque en lugar de cuchara dicen que utiliza uno de sus bastones. No he podido comprobar la veracidad del dato pero cierto o no, lo hiciera Dalí o no, los beneficios están al alcance de un golpe de metal… en el suelo, claro :-)
¿Tú duermes la siesta?; si es así, ¿cuánto tiempo?; ¿cómo te encuentras después?