Cambia la perspectiva
Así de sencillo:
- Siéntate cada día en una posición distinta en clase. Si acostumbras a
estar siempre en los últimos lugares, mañana ocupa uno de los lugares
en primera fila, en el centro de la clase; pasado prueba en las filas
intermedias pero en uno de los lados; al día siguiente al final en un
extremo de la fila; …
- Cambia tu mesa de estudio a otro lado de la habitación. Es suficiente con que rotes la posición
- Cuando te vas a sentar en el autobús o en el metro, escoge un sitio
distinto al que sueles coger. Si siempre te sientas al principio, ve
hasta el final del vehículo, por ejemplo
- Siéntate a comer en otro lado de la mesa. Utiliza otra silla
- Que, a pesar de que ver la televisión
no sea lo mejor que puedas hacer para tu desarrollo mental, la ves,
entonces siéntate en un sitio distinto cada vez. En el suelo, al otro
lado del sofá, en una silla, tumbad@, de rodillas, de cuclillas, de pie
en el suelo, de pie en un taburete, …
- Échale un vistazo a un mapa en Internet o en papel y fíjate por
dónde pasas cada día para ir a la biblioteca, al trabajo, al
supermercado, …
- Túmbate en el suelo de tu habitación de estudio durante 5 minutos,
boca arriba y en silencio. Observa cómo son las cosas desde esa altura
Haz lo mismo pero de otra forma
- Lee ese libro que te está resultando tan pesado de las siguientes
formas: Del final al principio; pasando las páginas al revés; saltándote
capítulos y secciones; colocándolo con las hojas al revés (como si
tuvieses delante el libro de otra persona que está leyendo en frente
tuya); empezando a leer por una parte del libro seleccionada al azar; …
- ¿Siempre haces el mismo recorrido cuando das un paseo, cuando vas a
clase, al trabajo, al gimnasio, a la academia, …? Cámbialo. Aunque el
que utilices habitualmente sea el más corto o el más breve, varía la
ruta
- Cuando vas andando por la calle, ¿miras siempre para abajo, al
suelo? Eleva la vista. Fíjate en cosas como las primeras plantas de los
edificios (o mejor en las últimas), las copas de los árboles o el techo
de los coches
- Varía tu dieta. Compra alimentos distintos. No tienes por qué gastarte más dinero. Simplemente cambia de productos
Si la monotonía te embarga en tu vida cotidiana, lo arriba expuesto
no necesariamente va a acabar con ella. Probablemente necesitarás
introducir cambios más profundos. Pero estas recomendaciones sin duda te
ayudarán hasta el punto de que quizás algunas de ellas hagan de
pasarela hacia el cambio más trascendente que necesites en este momento.
¡Acción!
¿A qué esperas? La próxima tarea rutinaria que vayas a realizar,
hazla desde una perspectiva distinta o de otra forma. Fíjate en lo que
ves, oyes y sientes. ¡Ya! ¿A qué esperas?