- Delante de una fuente de distracciones como la televisión, la lectura se hace muy difícil o imposible
- El aumento de la comprensión y la velocidad de lectura son proporcionales al nivel de concentración con el que te encuentras leyendo
- Aún cuando has erradicado desde hace tiempo los hábitos de Subvocalización y Regresión, éstos vuelven a florecer al entrar la distracción en escena
- Es enorme el esfuerzo que te supone leer luchando por alcanzar o mantener una mínima concentración en un entorno que propicia la distracción
- El tiempo que empleas en leer cuando tu nivel de concentración es mínimo, es significativamente muy superior al que utilizas leyendo concentrad@
- Según te alejas de la fuente de distracción o al disminuir la intensidad de ésta, la concentración aumenta y el esfuerzo empleado en ello disminuye
- La fuente de distracción no necesita ofrecer algo de tu interés para captar tu atención o desviarla de lo que estás leyendo
- Cuando la fuente de distracción proyecta o emite de manera homogénea (un mismo programa con la misma voz de fondo todo el tiempo o un concierto de música sin cambios bruscos en la misma, por ejemplo), resulta más fácil alcanzar y mantener la concentración aunque no sea a un nivel alto, que cuando la emisión de sonidos e imágenes es heterogénea (cambiando cada 1 ó 2 minutos de canales de manera que a una tertulia le suceden noticias, luego un programa de humor, una canción de copla, una película con efectos especiales, …)
- La percepción visual juega un papel importante: si la fuente de distracción está delante de tus ojos, detrás o por encima del libro, el esfuerzo y tiempo empleados en leer son mucho mayores que cuando la tienes a tus espaldas
Foto: Flickr