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sábado, 6 de abril de 2013

Conoce el mindfulness, el arma secreta para sacarle jugo.




Una serena revolución se está produciendo en Estados Unidos”, aseguró en abril el senador Tim Ryan en la Asamblea de las Naciones Unidas. La revolución a la que se refiere Ryan se llama mindfulness (su traducción más cercana sería “atención plena”).

Esta disciplina tiene sus orígenes en las prácticas de meditación orientales, pero fue en la década de 1970 cuando Jon Kabat Zinn, doctor emérito en medicina por la Universidad de Massachusetts, la adaptó a nuestros tiempos y puso en práctica sistemas de reducción de estrés mediante este tipo de meditación en la Clínica de Reducción de Estrés de la Universidad en la que se graduó.

Fue en ese momento cuando comenzó a circular de boca en boca la práctica, los libros se vendieron por millones y famosos de todos los talantes se sumergieron en su práctica embebidos de una gran virtud propia de esta disciplina: su facilidad de comprensión.

Los estudios de neurociencia relacionados con la meditación han demostrado su eficacia en la neuroplasticidad, la capacidad de nuestro cerebro de transformar ciertas regiones según los estímulos que recibe.

Esto confirma la opinión del psicólogo Donald Hebb, quien acuñó la frase: “Las neuronas que se activan juntas se conectan juntas”; lo que quiere decir, en este caso, que cuanto más se practica mindfulness, más rutas neuronales se construyen para reaccionar de modo adecuado a cada situación.

Su efectividad está tan certificada, que las universidades de Oxford y Cambridge han creado un programa en el cual algunos maestros llevan esta disciplina a los colegios. Se trata de 40 minutos de meditación semanales que se imparten a los niños con el propósito de reducir sus niveles de estrés.

La ciencia de la meditación

La meditación produce un sorprendente número de beneficios para la salud, incluida la reducción del estrés, mejora de la atención, la memoria, la creatividad y mejor aún los sentimientos de compasión. Pero, ¿cómo es posible que algo tan simple como enfocarse en un solo objeto produzca resultados tan dramáticos? Para saberlo te traemos lo que la evidencia científica qnos dice acerca de la meditación y cómo se puede cambiar la forma en que nuestros cerebros funcionan.

1. Baja el estrés: Cuando se medita se “enciende” el sistema parasimpático y se “apaga” el simpático, encargado de liberar adrenalina, y se reduce el estrés.

2. Te relajas: Cuando centras tu atención, desciende la actividad en la corteza frontal. Allí se ejecutan las funciones que nos permiten perseguir un objetivo.

3. Adiós al tiempo: Desciende la actividad del lóbulo parietal derecho, que recibe las sensaciones de tacto, temperatura y equilibrio. Pierdes la noción del tiempo.

4. Fortalece neuronas. Un estudio de 2012 mostró que las personas que meditan presentan mayores niveles de girificacion o "plegado" de la corteza cerebral como resultado de crecimiento, que a su vez puede permitir que el cerebro procese información más rápidamente, por lo que se mejora la toma de decisiones, la formación de recuerdos y la atención.

5. Reduce el dolor: La meditación está relacionada con el grosor cortical, lo que puede dar lugar a disminución de la sensibilidad al dolor.

6. Más listo, más emocional: Al meditar crece la materia gris del cerebro, relacionada con la mejora de las respuestas cognitivas, emocionales, e inmune, puede estar ligado a este crecimiento y sus efectos positivos sobre la respiración y la frecuencia cardíaca (control cardiorrespiratorio).

7. Te hace feliz: El aumento de materia gris frontal y del hipocampo resulta en más emociones positivas, la retención de la estabilidad emocional y el comportamiento más consciente acentuado énfasis en que viven el día a día.

8. Cerebro saludable:  Quienes meditan tienen una expresión más sana de los metabolitos cerebrales relacionados con la ansiedad y la depresión.

Cómo practicarlo

Si quieres intentar puedes comenzar por pequeñas sesiones de 20 minutos, pero trata de irlas aumentando y de preferencia busca la guía de centros especializados en mindfulness

Postura: Busca un espacio y una postura cómoda. Reserva al menos 30 minutos para la actividad.

La respiración: No se trata de controlar su duración o profundidad, solo hay que concentrarse en ella.

Crea una rutina: Algunos cursos envían SMS a los participantes para que estén siempre alerta y se cree una rutina.

Domina el impulso: Hay que captar momentos en que reaccionas de forma inadecuada, y ver por qué respondes así.